EL SEÑOR RICARDO KIRSCHBAUM, EDITOR RESPONSABLE DEL
DIARIO CLARÍN, HA INJURIADO POR CUARTA VEZ EN LA COLUMNA “Del Editor al lector" (cliquear) LA MEMORIA DEL INGENIERO ÁLVARO C. ALSOGARAY A QUIEN INSISTE EN VINCULAR
CON LA DICTADURA MILITAR A PESAR DE QUE FUE EL ÚNICO POLÍTICO QUE SE
OPUSO PÚBLICAMENTE AL GOLPE DE MARZO DE 1976.
En la edición de Clarín del 9 de agosto el
periodista menciona críticamente al vicepresidente Boudou y al jefe de la AFIP
Ricardo Echegaray y, como ya es una idea obsesiva que lo atormenta, no puede evitar recordar el
intrascendente paso juvenil de estos dos oportunistas por la filas de la UCeDé
marplatense, como tampoco pierde la ocasión de ofender la memoria del ingeniero
Alsogaray en una frase mentirosa y lamentable:
«Ambos vienen de Mar del Plata, donde
simpatizaron con el ultraliberalismo de Alvaro Alsogaray, al que hoy denostan
(sic), en tiempos en que esa franja política consideraba que Videla y Massera,
por ejemplo, eran “presos políticos” y se exhortaba a visitarlos en la
cárcel de Magdalena, donde estaban detenidos luego de la histórica condena en
tiempos de Raúl Alfonsín»
El 27 de febrero del año pasado refuté otra nota similar firmada por este mismo periodista mediante un artículo
publicado en mi blog con este título: ¿Porqué Clarín ataca falsamente a Alsogaray? (cliquear). Era la tercera vez que lo hacía, y no publicaron una carta de lectores que les hice llegar. Ahora la afrenta se repite por cuarta vez, y como las anteriores, absolutamente innecesaria, gratuita y ajena por completo al contexto y tema tratado.
Formularé una pregunta: ¿Nadie en el diario le hace entender al señor Kirschbaum que todo lo
que dice de Alsogaray es una falsedad insostenible? ¿Ningún superior le recuerda
que jamás la UCeDé habló de “presos políticos” y que nunca, jamás, ni el
partido ni Alsogaray pidieron o aconsejaron visitar a los ex comandantes en el
penal de Magdalena, aunque algunos afiliados quizás lo hayan hecho a título
personal? ¿Ninguno de los periodistas sobresalientes y bien informados de ese
diario, que sin duda los tiene y los leemos con placer (Bonellí, Van der Koy, Osvaldo Pepe, Julio Blanck), se toman la higiénica molestia de informar a su colega que el bloque de la UCeDé votó unánimemente en
contra de las leyes de Obediencia debida y de Punto Final, actitud que le
valió que muchos militares amigos le dieran vuelta la cara? Alsogaray fundamentó ese voto y su discurso puede leerse en el diario de sesiones. ¿Ningún superior como
el señor Magnetto o la señora de Noble, que son sobrevivientes de viejas
batallas políticas y comerciales lo
llaman a sus despachos para reconvenirlo y recordarle que el mismo diario Clarín publicó en
su tapa del 21 de marzo de 1976 dos fotos: una de Alsogaray y otra de Jacobo
Timerman junto a una nota en la que se informaba que el primero había emitido un
largo comunicado de prensa en el que exhortaba a los militares a reflexionar y
no provocar lo que él consideraba un innecesario golpe que finalmente se produjo tres días más tardes, mientras
Jacobo Timerman guardaba un sugestivo silencio?
Con respecto a los trágicos sucesos de
los ’70 la UCeDé y Alsogaray siempre sostuvieron que debían investigarse y juzgarse teniendo presente que se había tratado de una guerra contra el terrorismo en la que se
cometieron terribles excesos. De un bando y del otro. Alsogaray lo decía claramente: el terrorismo
inició una guerra contra la Argentina para tomar el poder y las autoridades
reaccionaron con un plan que diseñó el propo gobierno peronista y que, después del 76, continuaron los
jefes miliares, y que, como en toda guerra, se cometieron crímenes
que deberán ser juzgados y castigados, pero siempre con una visión objetiva en
la búsqueda de la verdad completa, no parcial y revanchista como la que se está haciendo actualmente. Mucha gente en la Argentina piensa así, aún
cuando son acaso lectores de Clarín, no son liberales ni votaron jamás a la UCeDé. Es un punto de vista válido y respetable, silencioso y posiblemente mayoritario, que
quiere Justicia y no venganza.Y, más que nada, anhela reconciliación y paz.
Clarín no tiene autoridad moral para
opinar sobre aquellos penosos acontecimientos y menos para sobreactuar su antiprocesismo,
por varias razones, pero la principal es el silencio sepulcral que guardaron sus
cautelosas páginas durante los seis años de la dictadura. Hubo diarios como La Prensa y Buenos Aires Herald que ya en 1977 publicaban las primeras listas
de desaparecidos, y el periodista Manfred Schöenfel escribía casi todos los
días en La Prensa artículos
vibrantes y estremecedores por su valentía instando sin eufemismos a las fuerzas armadas a dejar de hacer desaparecer gente.
Mientras estos héroes del periodismo
se jugaban la vida y recibían amenazas y atentados; mientras el
Ingeniero Alsogaray criticaba en La Prensa el ruinoso plan económico de Martínez de Hoz y padecía el infortunio familiar de perder a un sobrino que
equivocadamente se había enrolado en un grupo subversivo y murió en la selva tucumana, ¿qué hacía Clarín? No sólo
callaba, también cerraba buenos negocios como socio del Estado.
Ricardo Kirschbaum califica de “ultraliberal” al ingeniero Alsogaray. Acá sí que le erró feo al vizcachazo.
Demostró muy poca versación acerca las teorías políticas y económicas contemporáneas. Esa acusación le habría causado
mucha gracia el ingeniero, porque si algo no figuraba en su diccionario era la palabra
“ultra”, ni en política ni, menos que menos, en economía. Él era un apasionado
cultor y divulgador de la Economía Social de
Mercado (la doctrina que siempre figuró en la plataforma y documentos
oficiales de la UCeDé), una línea moderada y políticamente realista del liberalismo que admite ciertas
intervenciones del Estado llamadas “intervenciones conformes”. (Tendencia con la cual muchos liberales ortodoxos
nunca estuvieron de acuerdo y que por eso no participaron de las actividades de la UCeDé o lo hicieron muy marginalmente)
Esta ligera afirmación revela que el
señor Kirschbaum a pesar de ser un
periodista de política en el diario más vendido del país (vendido en el sentido de
ventas de ejemplares, se entiende) nunca leyó los textos de Röpke, de Ludwig Erhard,
de Jacques Rueff, de Luigi Einaudi y de muchos otros pensadores cuyas ideas
liberales, reelaboradas con sorprendente visión política, rescataron a la Europa de la posguerra. (¿O alguien creé
que Alemania, Italia o Francia se levantaron con ideas socialistas?)
Ese era el sueño de Álvaro Alsogaray. Ese era el destino que quería para la Argentina. No lo logró a pesar
de los esfuerzos de toda una vida, como tampoco pudo evitar el golpe del ’76.
Pero se ganó el respeto de los argentinos honorables y cultos y un lugar en la historia de la docencia política y económica que nadie
tiene el derecho de bastardear con un relato falso.
Señor Kirschbaum, le pido con
humildad que respete la memoria del ingeniero Alsogaray y evite zaherir a dos
millones de argentinos que lo votaron y a muchos miles de discípulos
suyos que hoy continuamos divulgando sus esclarecidas ideas. Tal vez usted sienta un fuerte rechazo ideológico y personal por Alsogaray y necesita criticarlo. Es su derecho, y sin duda encontrará muchos aspectos criticables, legítimamente criticables, pero sin faltar a la verdad. Eleve la calidad de sus argumentos.
(Se permite su
reproducción
Se ruega citar el
sitio del autor www.enriquearenz.com.ar)
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