Fragmento del capítulo 8º de
mi libro Libertad: un sistema
de fronteras móviles
mi libro Libertad: un sistema
de fronteras móviles
(Editado en 1986 con datos actualizados
a 2007)
El dinero no apareció como resultado de un acto
legislativo ni porque todos los hombres se pusieran de acuerdo en
utilizar determinadas mercancías como medio convencional de
intercambio. La adaptación fue lenta y natural. Al comienzo fueron muy
pocas personas (hábiles comerciantes dotados de la rara intuición del
empresario) quienes descubrieron que cambiar bienes poco vendibles por
otros más vendibles y acumular estos últimos para a su vez volverlos a
cambiar por otros bienes menos vendibles en el momento en que estos se
necesitaban, proporcionaba fluidez a las operaciones y considerables
ventajas económicas.
Conociendo la naturaleza humana no cuesta
mucho imaginar la desconfianza y resistencia del común de las personas
ante el lento avance de este ingenioso método de intercambio
indirecto. Podemos deducir que los pocos que lo practicaron al comienzo
obtuvieron gran enriquecimiento al poder concretar cientos de
intercambios mientras sus vecinos apenas si encontraban a alguien que
aceptara sus gallinas a cambio de un ternero.