martes, 21 de enero de 2014

Moneda, inflación e hiperinflación




Fragmento del capítulo 8º de 
mi libro Libertad: un sistema 
de fronteras móviles
(Editado en 1986 con datos actualizados
a 2007)


El dinero no apareció como resultado de un acto legislativo ni porque todos los hombres se pusieran de acuerdo en utilizar determinadas mercancías como medio convencional de intercambio. La adaptación fue lenta y natural. Al comienzo fueron muy pocas personas (hábiles comerciantes dotados de la rara intuición del empresario) quienes descubrieron que cambiar bienes poco vendibles por otros más vendibles y acumular estos últimos para a su vez volverlos a cambiar por otros bienes menos vendibles en el momento en que estos se necesitaban, proporcionaba fluidez a las operaciones y considerables ventajas económicas.

Conociendo la naturaleza humana no cuesta mucho imaginar la desconfianza y resistencia del común de las personas ante el lento avance de este ingenioso método de intercambio indirecto. Podemos deducir que los pocos que lo practicaron al comienzo obtuvieron gran enriquecimiento al poder concretar cientos de intercambios mientras sus vecinos apenas si encontraban a alguien que aceptara sus gallinas a cambio de un ternero.