Cuando juró Biden, una periodista amiga escribió en Facebook que el nuevo presidente había nombrado varias veces en su discurso la palabra democracia, pero ni una sola vez la palabra libertad.
Yo quise opinar amablemente sobre ese post y escribí que para los norteamericanos, en particular los "demócratas", el concepto "libertad" está incluido en el término amplio y difuso de "democracia". Tan así es que los demócratas se autodenominan "liberales". Más liberales cuanto más de izquierda. (Por eso Leonard Read debió acuñar el término "Libertario", que muchos pretenden implantar aquí sin ninguna razón de ser).
Bien, parece que lo que escribí horrorizó a muchos templarios, lo que siempre me da pie para desarrollar mejor la idea en un artículo.
La democracia es un sistema de derecho político que establece la forma menos imperfecta de sacar a un gobierno y poner a otro sin que haya violencia. Con la democracia institucional se consagra mi "libertad" de elegir a mis representantes y administradores sin que un policía me lo impida, mientra que el sentido profundo del concepto "libertad" implica la limitación de lo que pueden hacer contra mis derechos aquellos a quienes yo elijo para que me sirvan.
¿Sabe algo de eso la mayoría de la humanidad? No, no lo sabe, y los norteamericanos no son la excepción, no entienden el concepto de la libertad como la doctrina de la limitación del poder, aunque tienen una herencia histórica liberal que cada tanto se los recuerda y los hace reaccionar saludablemente. Por eso sus instituciones son sólidas y los avances del estado sobre los individuos son más dificultosos y acotados que en otros países.
Es cierto que en los EE.UU exaltan mucho a la democracia y hablan poco de la libertad del individuo, porque los dos grandes partidos norteamericanos creen en el ideal socialista, uno, de izquierda y el otro, de derecha. Pero recuérdese que la mayoría del electorado estadounidense es independiente y se inclina por uno o por otro partido según su estado de ánimo y lo que intuya de los candidatos. Los demócratas tienden más al intervencionismo estatal que los republicanos. Y los republicanos propenden al autoritarismo de derecha, al nacionalismo, al proteccionismo, al racismo, a la intolerancia hacia la diversidad sexual, y, (eso lo sabemos ahora), hasta tienen recovecos tenebrosos con nostálgicos esclavistas, según lo hemos visto en las banderas de la Confederación enarboladas durante el ataque al Capitolio del 6 de enero de 2021. ¿Son minoría estos dementes? Sí, lo son, pero están ahí, siempre al acecho. En cambio el partido Libertario, fundado por Leonard Read hace más de sesenta años, nunca pasó de ser una minoría ilustrada electoralmente insignificante (1,18 % en la última elección presidencial). Nunca logró convencer a las mayorías. Es el problema del liberalismo en todo el ancho mundo. Se equivocan los liberales argentinos que se enamoran de los republicanos porque los creen defensores de la libertad. Allá también el electorado elige entre Drácula y el Hombre Lobo, pero las instituciones que han heredado de los Padres fundadores son tan sólidas, tienen cimientos históricos tan indestructibles que ni esos dos espantos de la política pueden dañar demasiado a los Estados Unidos de América.
RESULTADOS DE LAS ÚLTIMAS ELECCIONES PRESIDENCIALES DE EE.UU
Demócratas: 81.281.888 votos. 51,38 %Republicanos: 74.223.251 votos. 41,91 %LIBERTARIOS: 1.865.858 votos. 1,18 %