sábado, 21 de marzo de 2015

Nisman: lo siguen matando todos los días


Al fiscal Alberto Nisman lo mataron hace dos meses. El crimen se perpetró después de que denunció a la presidente de la Nación y a su ministro de Relaciones exteriores por el delito de encubrimiento del atentado terrorista contra la AMIA, y un día antes de presentarse a la Cámara de Diputados donde iba a ampliar la acusación y a mostrar pruebas que se reservaba y que desaparecieron.

Este magnicidio conmocionó al país, y cada día que pasa nos estremece más porque vemos de qué manera vil tratan de destruir su imagen para que su tremenda denuncia pierda legitimidad.

Primero, Cristina dijo que se había suicidado. La explicación era demasiado simple y miserable: cuando el pobre Nisman descubrió que el escrito que le hicieron firmar otros era una patraña sin fundamento, se sintió tan abrumado y deprimido que decidió poner fin a su vida. Es decir, lo tildaron de estúpido, de marioneta y de cobarde que no tuvo el valor de afrontar su error. Pero descubrieron que nadie en el país creía en esa ridícula hictoria, entonces la autotitulada abogada exitosa cambió su versión y aseguró que la muerte del fiscal había sido un homicidio. Y remató con una frase impropia de un abogado: "No tengo pruebas pero tengo certezas" (?).

Si a todo esto le sumamos las desprolijidades de la investigación, la intervención del secretario de Seguridad y otras personas en la escena del crimen tres horas antes de que llegara la fiscal, las contradicciones insalvables entre los peritos oficiales y los de la parte querellante, el evidente interés de la exesposa del fiscal por estirar la hora de su muerte para dejar adentro al asistente Lagomarsino, los groseros insultos del señor Aníbal Fernández al tratar al muerto de "turro" y de "sinvergüenza", la cobarde divulgación de fotografías íntimas filtradas aparentemente por la Policía Federal y la pegatina de afiches que sólo el gobierno puede financiar, llegamos fácilmente a la conclusión de que Cristina está muy asustada con la denuncia que la involucra en un delito de lesa humanidad, y que todos, incluyendo a la jueza Arroyo Salgado (que es una jueza K, recordar el caso de los hermanos Noble Hererera), quieren diluir la denuncia del fiscal y desviar su asesinato hacia cuestiones particulares, tal vez de dinero o de negocios turbios.

Con esta sórdida red de complicidades al pobre Nisman lo están matando de nuevo todos los días.

El juez Rafecas ya falló velozmente: la denuncia no tiene consistencia ni entidad probatoria que merezca ser investigada, coincidiendo con abogados kirchneristas como Zaffaroni, Arslanian y Moreno Ocampo. (Hasta cometió el descuido de habilitar la feria cuando ésta ya había finalizado, lo cual es muy sospechoso). Presionaron luego sobre el fiscal Pollicita para que no apelara, luego sobre el fiscal de Cámara Moldes, a quien recusaron sin éxito, y ahora lo están haciendo sobre los tres jueces de la Cámara. ¿Logarán su propósito? No lo sabemos (aunque yo soy escéptico), pero toda la maquinaria del poder del Estado está feroz y desesperadamente concentrada en borrar la denuncia de Nisman de la conciencia colectiva. Quieren que nos olvidemos de Nisman y de su denuncia.

Pero aunque lograran someter a los jueces de la  Cámara Federal con carpetazos y otros métodos mafiosos, las apelaciones continuarán hasta llegar a la Corte, y nadie en el país creerá que la denuncia de Nisman y su asesinato no están indisolublemente relacionados. Está el Memorandum con Irán que demuestran lo que intentaron hacer. Nadie sabe todavía, ni los diputados que lo votaron en forma expres, por qué se hizo ese disparate diplomático. 

Le guste o no al gobierno, este escándalo, este estupor ciudadano por un crimen político llevado a cabo en democracia y con tan alarmante impunidad, lo acompañará inexorablemente hasta el final de su mandato. Y después, cuando estos personajes estén en el llano, todos los ciudadanos de bien nos vamos a encargar de que se los juzgue como corresponde, con todas las garantías del Derecho, pero también con todo el rigor de la ley.

Entretanto no permitamos que la memoria de Nisman sea mansillada por aspectos de su vida íntima que a nadie interesan. Un hombre divorciado que no tiene compromiso puede hacer de su vida privada lo que quiera mientras no dañe a otros. Sólo nos interesa su vida pública, y como fiscal fue honrado, eficaz y valiente.  

Enrique Arenz
(Se permite su reproducción)

NOTA: El delito que Nisman imputó a Cristina y su canciller es de lesa humanidad. Si nuestros jueces no lo quieren investigar, podrán hacerlo otros paises conforme al Derecho Internacional del cual somos signatarios. La desestimación de la denuncia que le costó la vida al fiscal Nisman significará, para nosotros y el mundo entero, una demostración palmaria de negación de Justicia. Entonces habrá que llevar esa denuncia a España o a cualquier otro país que esté dispuesto a investigar y procesar a los imputados.